Vivir tejiendo

Es así. Te levantas un día y aprendiste a tejer. Y desde allí en adelante no paraste más. Y aunque se ve simple, no tiene nada de simple. Los no iniciados no comprenden nada. Para ellos esta fijación no es más que una excusa para estar sentada descansando o para no hacer nada. Ja! No hacer nada. Tejer un hermoso chaleco, es no hacer nada? Ver como avanza un precioso mantel, es no hacer nada? Entonces no es simple, como decía antes, tener el tiempo para desarrollar este impulso. Todos te miran con cara de "la mujer esta no tendrá otra cosa que hacer?" ó "se lleva puro tejiendo, no hace nada". Pasa que tienes que completar millones de otras tareas antes de que puedas darte el permiso para terminar el chal para tu guagua, el sweater para tí ó el pañito (tapete) a crochet que le quieres regalar a una amiga la próxima vez que la visites. Difícil nuestra vida de tejedoras. Y.... cuando logras terminar algo y lo exhibes orgullosa ante amigos o familiares..... es la peor parte....... lo miran y ......nada: "Sí, ´ta lindo", "mmm, bonito ah?" Así como: "con tu obligación no mas cumples". Les digo: la vida tejiendo no es nada fácil. Se necesita coraje y mucha fuerza de voluntad para seguir adelante, sin renunciar. Por eso es que me alegra este cambio de switch que se ha producido en el mundo (de verdad la cosa es mundial). Hoy se valora y se respeta más a la tejedora (or). Bien por eso. Me encanta que jóvenes como mis hijas sepan más que yo y que me enseñen toda una gama de posibilidades nuevas para el tejido. Llámese amigurumis, fieltrado, carteras, flores y mil aportes nuevos, o quizás no tan nuevos, pero estaban guardados en las bodegas de nuestras casas como recuerdos de lo que hacían sólo las abuelas. Eso. NO DESMAYEN TEJEDORAS (ES) DEL MUNDO.